Características:
El transporte marítimo destaca por su gran capacidad de carga y su adaptabilidad para transportar toda clase de productos, de volúmenes y valor.
Asimismo, el bajo costo comparado con los otros modos de transporte, particularmente para grandes volúmenes y grandes distancias, hace de este medio el más ideal para todo tipo de productos que se comercian internacionalmente. El tráfico de contenedores y carga general sigue unas determinadas rutas que se complementan con transbordos, con lo que se genera una creciente intensidad de los flujos.
Tipos:
El transporte marítimo ofrece diversos tipos de navegación y servicios: internacional, cabotaje y Short Sea Shipping, como comienzo o continuación de viaje. Su modo de explotación comercial se clasifica en línea regular o fletamento.
Unidad de carga:
Es el modo más versátil. Transporta gases, líquidos, carga convencional y rodada. La unidad más utilizada, desde su normalización, es el contenedor ISO, que nos permite la intermodalidad, lo que mejora los circuitos físicos, y un aprovechamiento mayor de las unidades de primer y segundo nivel.
Contrato de transporte y regulación:
El documento que prueba la existencia de un contrato de servicio de transporte es el «Bill of Lading” o conocimiento de embarque para líneas regulares. Además de indicar las condiciones contractuales, el Bill of Lading sirve como acuse de recibo y título valor negociable.
A pesar de que no existe unificación normativa ni coordinación en materia de competencia judicial, en el transporte marítimo internacional los problemas procesales son mínimos y provocan acudir a las normas internas de cada estado.
Fuente: Guía Práctica de comercio exterior – Sabadell